​Escuela Howard de dictadores

– Una interesante paradoja de la política mundial en estos tiempos son las extraordinarias contorsiones que hacen algunos dictadores por parecer demócratas. ¿Por qué tantos dictadores montan elaboradas representaciones democráticas a pesar de que saben que, tarde o temprano, se revelará la naturaleza autoritaria de su régimen? – pregunto el profesor.

– Sera porque cada vez más, el poder político se obtiene, al menos inicialmente, por los votos y no por la fuerza. – respondió tímidamente uno de los alumnos.

– ¡Así es! Por ello, los aspirantes deben mostrar gran devoción por la democracia, aunque esa no sea su preferencia.

¿Sabían ustedes que Adolf Hitler llegó al poder aprovechándose de mecanismos legales y debilitando paso a paso al sistema democrático de la llamada República de Weimar?

– ¡Nooo! – respondieron los alumnos.

– El Partido Nazi fue fundado en 1919 y, en 1923, dieron un golpe de Estado que tuvo como resultado la ilegalización del partido y el encarcelamiento de Hitler.

Tras ser liberado y reorganizado el partido, intentan llegar al poder a través de su participación en los procesos electorales.  Esto pese a que Hitler consideraba que la democracia hacía del gobierno un «mendigo de la mayoría ocasional».

En las elecciones de 1928, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) obtuvo 0,8 millones de votos, y en 1930 este número había aumentado a 6,4 millones.

Hitler era un orador potente y cautivador que atraía a un gran séquito de alemanes desesperados por un cambio. Les prometió a los desencantados una mejor vida y una nueva y gloriosa Alemania.

En las elecciones del Reichstag, el parlamento alemán, de noviembre de 1932, aunque el Partido Nazi fue el mas votado no alcanzo la mayoría absoluta, Adolf Hitler acuerda formar una coalición con los conservadores. El 30 de enero de 1933, después de meses de negociaciones, el presidente de Alemania, Paul von Hindenburg, designo a Hitler canciller de Alemania en un gobierno aparentemente dominado por los conservadores.

Paulatinamente, Hitler socavó la democracia hasta convertirla en sólo una fachada.

Es así como una organización política, inicialmente marginal, llegó al poder y eliminó toda clase de oposición al interior de Alemania, estableciendo el totalitarismo que condujo a la Segunda Guerra Mundial.

– ¡Como Hugo Chávez en Venezuela! – aporto un alumno.

– ¡Así es! Hugo Chávez encabezó un fallido golpe de Estado contra el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez en 1992, por lo que fue encarcelado. Tras ser liberado, fundó el partido político Movimiento Quinta República, y es elegido presidente de Venezuela en las elecciones de 1998. El nuevo presidente llegaba al poder con la promesa de una república refundada que regeneraría la política y lograría la tan deseada justicia social. En lugar de desatar una nueva guerra mundial inició la revolución bolivariana.

Risas

– ¡Como Perón en Argentina! – agrego envalentonado otro de los alumnos.

– Así es, pero ¿por qué dictadores ya establecidos en el poder montan costosas representaciones democráticas, aunque todos saben que son una farsa? ¿Por qué, simplemente, no se declaran presidentes de por vida y ejercen su dictadura sin hacer el ridículo disfrazándose de demócratas?

Silencio

Desde que el presidente Boris Yeltsin lo llamó en agosto de 1999 para informarle que sería nombrado primer ministro de Rusia, Putin se ha mantenido en el poder durante mas de 20 años. Sin embargo, la otrora orgullosa URSS hoy aparenta ser una democracia. Rusia cuenta con todas las instituciones y rituales de una democracia, pero es una dictadura. Por supuesto que en Rusia hay partidos políticos y periódicamente hay elecciones. El pequeño detalle es que siempre gana Putin, o la persona que él designe para guardarle el puesto. Como cuando en 2008 Dmitri Medvédev, el primer ministro del Gobierno presidido por Putin, ganó las presidenciales e inmediatamente le dio a su exjefe el cargo de primer ministro. En julio del 2020 entraron en vigor las enmiendas constitucionales, aprobadas por casi el 78 % de los votantes en un plebiscito, que le permiten permanecer eventualmente en el Kremlin más allá de 2024, cuando expira su cuarto y actual mandato. ¿Qué pensaría Stalin de todo esto? ¿Por qué en vez de hacer tantos esfuerzos, Putin no se quita la careta y sincera la situación? ¿Quién se opondría? Desde su llegada al poder Putin procedió a debilitar sistemáticamente casi todos los centros de influencia que competían con su poder en Rusia—la Duma, los gobernadores regionales, la prensa, las ONG e incluso los oligarcas. Y si esto no es suficiente corre el riesgo de morir envenenado como Alexander Litvinenko o Alexéi Navalny.

– Sera porque un gobierno que se origina en las elecciones del pueblo, aunque sean fraudulentas o él sea el único candidato, generan algo de legitimidad. – opino uno de los alumnos.

– ¿Legitimidad para quien? ¿Para la población local que conoce perfectamente la amarga realidad de la farsa electoral o para la comunidad internacional? – pregunto el profesor.

Silencio de la clase

La pantomima democrática les permite formar parte de un orden mundial basado teóricamente en el derecho y los valores universales. Guardar las apariencias les permite a los gobiernos y empresas comprometidos teóricamente con los derechos humanos hacer tratos y negocios con esos países. Es una situación ganadora para el dictador, y para el demócrata, donde la orientación política del presunto demócrata importa mas que la imparcialidad y la transparencia del proceso electoral.  

– Como si hubieran dictaduras buenas y otras malas. – aporto un alumno.

– ¡Así es! Son recursos de los cuales se valen los demócratas para justificar una dictadura, así como, la expresión «mejor tirano conocido que déspota por conocer» o que «no hay una oposición que merezca nuestro apoyo». Bashar al-Ássad, en Siria, que mas de 10 años después de una guerra sangrienta para acabar con la oposición, organizo elecciones para cumplir con la Constitución. La cual modifico en 2014, para intentar acabar con las protestas iniciadas en 2011, gracias a la cual ya no se presenta solo él sino también algún otro adversario. Aunque sin dudas no será un opositor.

Risas

Desafortunadamente ejemplos de tiranos que intentan parecer democráticos no faltan.

Las ex republicas soviéticas en Asia Central como Kazajistán, Turkmenistán, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán, a excepción por ahora de Kirguisa, comparten la excentricidad, el culto a la personalidad y mandatos de larga duración de sus mandatarios validados por vastas representaciones electorales.

Aleksandr Lukashenko, «el ultimo dictador de Europa», es capaz de secuestrar un avión comercial para detener un opositor, pero se aferra al sillón presidencial mediante una parodia electoral. A diferencia de los líderes de otros Estados exsoviéticos, él conservó las reliquias del comunismo, el aniversario de la Revolución de octubre de 1917 sigue siendo fiesta nacional y los temidos servicios secretos aun se llaman KGB.

En América latina Cuba, Venezuela y Nicaragua presumen de ser democracias. Los nicaragüenses suelen decir que 42 años después del derrocamiento de Somoza, el somocismo celebra su resurrección. Resucitó en la figura de Ortega, que fue uno de los comandantes sandinistas que tumbó al régimen de Somoza.

Risas

Pero si hay un lugar que demostró ser fecundo para algunas de las «democracias» mas estables y duraderas del mundo es África. Como Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang Nguema, que gobierna desde el 3 de agosto de 1979, cuando derrocó a su propio su tío Francisco Macías Nguema, jefe del país desde la independencia de España en 1968; Yoweri Kaguta Museveni, que gobierna Uganda desde el 26 de enero de 1986 cuando su guerrilla le arrebato el poder al sangriento Tito Okello; su amigo, Paul Kagame, que gobierna Ruanda desde en marzo de 2000 a pesar de estar imputado por delitos de genocidio y de lesa humanidad que han supuesto la muerte de varios millones de personas en el Congo y en Ruanda; Denis Sassou-Nguesso, presidente de la República Popular del Congo desde 1979 hasta 1992 y desde 1997 hasta la actualidad; Ismaïl Omar Guelleh, el 2º presidente de la República de Yibuti, el primero fue su tío, Hassan Gouled Aptidon, que gobernó al país desde 1977 hasta 1999; Isaías Afewerki, presidente de Eritrea desde 1991; Mahamat Idriss Déby, hijo del fallecido presidente de Chad, Idriss Déby, que gobernó el país desde 1990 hasta su muerte en 2021; o Egipto de Abdulfatah al Sisi, que llevo adelante un golpe de estado para restaurar el orden «democrático».

¡Pero cuidado! Hacer uso de este recurso puede hacer creer que la soberanía reside en el pueblo y que los ciudadanos y ciudadanas tienen en última instancia la autoridad de gobernar.

Silencio

¿Acaso las dictaduras son malas? No hay pruebas de que el deseo de libertad y democracia sea innato en la naturaleza humana. Mientras la calidad de vida siga siendo alta y a los ciudadanos se les permita vivir como lo desean, estos podrían ser completamente felices bajo una dictadura. – concluyo el profesor.

– Personas respetadas como Oliver Stone han defendido reiteradamente las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. – agrego un alumno.

– ¡Así es! No entiendo como personas inteligentes como estas aun continúan viviendo en países liberales como EE. UU. – exclamo el profesor.

– Siento llegar tarde profesor. – dijo un alumno al ingresar agitado a la clase.

– Espero que tenga una buena razón para esto.

– Lo siento, pero es que hubo un golpe de estado en mi país y aparentemente los rebeldes han tomado el poder.

– ¿Esto nos afecta a nosotros de alguna manera?

El alumno dubitativo contesto – Creo que no.

Dos hombres con traje y anteojos negros entran a la clase, se llevan al alumno que llego tarde.

– Los dictadores no tienen sentimientos, no padecen emociones y no sienten empatía por nadie. Porque eso los puede conducir a sentir compasión. – tras lo cual el profesor agrego – ¡Desconfíen de todo el mundo! Por mas estrecho que sea el cerco que mantiene a su alrededor, un dictador sabe que no es posible predecir cuál será su destino.

Vuelven a entrar dos hombres con traje y anteojos negros y se llevan a otro alumno.

– ¿Por qué me llevan? ¡No hice nada! – exclamo el alumno mientras lo retiraban de la clase por la fuerza.

– ¡Eso dicen todos! ¿Acaso debo tener una razón para recluirlo de la clase?

Silencio cómplice por parte del resto de los alumnos.

Si es que no hecho nada posiblemente esto servirá de escarmiento para quien si ha hecho alguna cosa. – advirtió con tono amenazante el profesor.

– ¿Alguna cosa como que? – pregunto uno de los alumnos.

– ¿Usted ha hecho alguna cosa mala? – pregunto el profesor.

– ¿Alguna cosa mala como que?

– No lo sé, dígame usted.

– Yo no he hecho nada malo.

– Mejor así. – replico el profesor y continuo con la clase. – Evidentemente, ser democrático se ha puesto de moda, pero no siempre fue así. En los años 70, por ejemplo, los dictadores de Iberoamérica, de Asia y de África no se preocupaban por aparentar ser demócratas. Se sentían orgullosos de ser tiranos, estaban ávidos de poder y hacían alarde de sus excentricidades, sin vergüenza ni temor por el que dirán.

– Incluso sátiras como «El dictador» de Sacha Barón Cohen, pintan a terribles dictadores como seres sensibles capaces de enamorarse, incluso de una judía. – agrego uno de los alumnos.

– ¡Terrible! Películas como estas desfiguran la imagen autoritaria y despiadada de un tirano. Idi Amin Dada, el ex presidente de Uganda, descuartizaba a sus esposas cuando se cansaba de ellas, retransmitía torturas por televisión y practicaba el canibalismo con sus oponentes; Saparmurat Niyazov, el anterior presidente «vitalicio» de Turkmenistán, que rebautizó los meses del año con los nombres de sus familiares y declaró ilegales todas las enfermedades infecciosas, incluido el cólera y el sida; o como Muamar el Gadafi, el «líder fraternal» de la revolución libia, que en sus visitas al extranjero dormía en una jaima vigilada por una guardia de vírgenes guerreras.

– ¿Entonces? ¿Qué cambio? – pregunto uno de los alumnos.

– Los nuevos medios de comunicación y las redes sociales han cambiado los modos tradicionales de hacer las cosas, tal como han estado acostumbrados a hacerlo la mayor parte de su vida, y se han transformado en el principal medio de lucha contra los regímenes dictatoriales. El miedo que genera lo desconocido, sobre todo para dictadores mayores poco habituados a la tecnología, los hacen sentir vulnerables. Saben que deben temerle a la potente combinación de protestas callejeras y redes sociales, aunque no saben muy bien como afrontarlo.

Para los dictadores mayores aventurarse a explorar de forma autónoma un teléfono inteligente o un ordenador es casi una tarea imposible, sin la guía o acompañamiento de una persona entendida y como muchos de ustedes saben sus familiares o conocidos no siempre tienen la paciencia, ni el tiempo suficiente, para enseñarles a utilizar las diversas herramientas y explicar el nuevo vocabulario.

– No me imagino a Paul Biya - de 88 años y presidente de Camerún desde 1982 - ingresando a TikTok o a Mahmud Abás - con 85 años a cargo de la Autoridad Palestina desde el 2005 - visitando Tinder. – agrego un alumno.

Risas

– Entonces, ¿qué regímenes deberíamos tomar como referencia? – pregunto un alumno.

– Pueden tomar como referencia el índice Garrote de países autocráticos que elabora cada año la ONG Tyrant for the world (T4TW). Uno de los habituales en el Top ten es Arabia Saudí. Una monarquía absoluta donde gobierna una sola persona, no hay ninguna pantomima democrática y gracias al petróleo, su oposición al régimen chiita de Irán y su lucha contra el terrorismo, cuenta con el apoyo y complicidad de Estados Unidos y Occidente.

– ¡Qué gracioso! El Estado lo combate y su religión la promueve. – exclamo un alumno.

– El asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en Turquía por parte del gobierno saudí merece algún tipo de galardón. Si existe un Premio Sájarov como un medio para homenajear a personas u organizaciones que han dedicado sus vidas o acciones a la defensa de los derechos humanos y las libertades, ¿como no va a existir un premio por todo lo contrario?

– ¿Me recuerda por favor que le sucedió a Khashoggi?

– ¿En que mundo vives Abdul Amir? En octubre de 2018, Khashoggi, un periodista critico con la monarquía saudí de 59 años, acudió al consulado saudita en Estambul con miras a obtener unos documentos que requería para casarse con su novia.

Al parecer, Khasshogi llegó a la sala de reuniones del consulado —en la que una televisión preparada para hacer videoconferencias preside la mesa— y enseguida se le echaron encima varias agentes que viajaron a Turquía especialmente por este motivo, le colocaron una bolsa en la cabeza, lo asfixiaron, trocearon su cuerpo con «una sierra para huesos», se llevaron los miembros descuartizados en bolsas hasta la casa del cónsul e —todas las pruebas apuntan a ello— incineraron el cuerpo en una especie de horno para barbacoas junto a varios kilos de carne de reses que habían pedido a una carnicería para enmascarar el olor.

Silencio

La teocracia de Irán siempre esta presente. Aunque no me desagrada, la encuentro un poco «demodé». Pero en cualquier caso son validas. ¿Quién puede oponerse a la voluntad de Dios? – agrego el profesor.

Risas

– ¿Cómo el Vaticano? – replico un alumno.

– Desafortunadamente el Vaticano paso de ser un ejecutor, a un instigador, cómplice, para finalmente convertirse en una iglesia tolerante. Mientras que Pio XII fue cómplice de los nazis frente al exterminio de judíos y la persecución de católicos durante la II Guerra Mundial, Juan Pablo II ayudo a tumbar el comunismo porque, según él, era incompatible con el valor de las peculiaridades nacionales y con los derechos humanos.

Aunque siga autodefiniendo a su país como democrático otro de los clásicos es el régimen de Kim Jong-un, tercera generación de una familia de dictadores.

Pero seguramente quien disputa en los últimos años el primer lugar es China. Que combina un extraordinario desarrollo económico y un control político absoluto. Lejos de ser repudiado como paria mundial, el gobierno chino es cortejado por todo el mundo y a su presidente «vitalicio» se lo recibe con la alfombra roja en todos lados a donde va, ya que todos quieren hacer negocios con China.  

El Partido Comunista Chino ha demostrado que el crecimiento económico puede reafirmar una dictadura al darle los medios necesarios para mantener el poder, desde las legiones de oficiales de seguridad que emplea hasta el régimen de censura que mantiene y el estado de vigilancia generalizada que construye.

Todos saben que usa sus recursos, influencia y hasta su asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para acallar las criticas y debilitar el sistema internacional creado para proteger los derechos humanos. Lo cual me lleva a una pregunta para todos ustedes.

Silencio

– ¿Porque debilitar y no ignorar? – pregunto el profesor.

– ¿Como?

– ¿Porque participar de un sistema mundial basado teóricamente en los derechos humanos y no crear otro paralelo que los ignore?

– ¿A que se refiere?

– El desmoronamiento de la Unión Soviética, a inicios de los 90, produjo una ola democratizadora que se extendió hasta el 2005, pero afortunadamente la tendencia cambio a partir del 2006. Las democracias plenas disminuyen, los autoritarismos absolutos aumentan, mientras que los países con «regímenes políticos híbridos» donde se deterioran los derechos políticos y las libertades de los ciudadanos superan en número a aquellos donde se incrementan.

Quizás este sea el momento en que los dictadores del mundo cooperen entre ellos, aprendan los unos de los otros y compartan conocimientos y tecnología, para hacer de este un mundo mejor fuera del imperio de la ley. No solo para limitar la propagación de la democracia por el mundo sino para hacerla retroceder.

– ¿Le parece posible?

– ¡Claro que es posible! Una de las características mas preciadas de un dictador es su megalomanía o delirios de grandeza. Un autócrata es ante todo un soñador. Un ser sin sentido de realidad.

– ¡Excelente!

– Nos podrán llamar de muchas formas, pero nunca hipócritas. En 15 minutos quiero un listado de eventuales socios fundadores, motivos generales de porque adherirse y un cronograma de un eventual primer encuentro.

– ¿Podemos trabajar en grupo?

– Un dictador no se fía de nadie. Sabe que esta solo. No acepta discrepancias a su autoridad. Aunque tome decisiones erradas, siempre encontrara alguien a quien echarle la culpa.

– El llamado chivo expiatorio.

– ¡Así es! Como ayuda les diré que no deben centrarse solo en regímenes autoritarios sino también en democracias en dificultades.

– ¿Democracias en dificultades como cuales?

– Como la India, por ejemplo. Desde que Narendra Modi se convirtió en primer ministro en 2014 los derechos políticos y las libertades civiles de los indios se han erosionado. Su gobierno nacionalista hindú ha presidido una mayor presión sobre las organizaciones de derechos humanos, la creciente intimidación de académicos y periodistas y una serie de ataques intolerantes, incluidos linchamientos, dirigidos a musulmanes. El deterioro se profundizó tras la reelección de Modi en 2019, y la respuesta del gobierno a la pandemia de coronavirus en 2020 presentó más abusos de los derechos fundamentales.

Nota

Los dichos aquí expresados no reflejan necesariamente la opinión del autor. En su mayoría son fruto de la influencia de terceras personas cuyos nombres y direcciones se encuentran a disposición de los posibles interesados.