La imagen del judío con nariz ganchuda, como los buitres, uñas largas, dientes afilados, barba de macho cabrío, mirada maliciosa e inclemente poco tiene que ver con la realidad. Ellos pueden ser como usted o como yo. Hay blancos y negros, incluso amarillos, laicos y religiosos, buenos y malos, gordos y flacos, de derecha y de izquierdas, sionistas y anti sionistas, hombres y mujeres, incluso hay gays.
Los judíos no constituyen un grupo étnico homogéneo o uniforme que siguen los dictados de un líder político o espiritual. ¡Los Sabios de Sion no existen o yo no los conozco! Una de sus principales características es su diversidad. Es tan grande su diversidad que llega a molestar.
Contrario a lo que se suele pensar el judaísmo no se limita a una religión El judaísmo es un pueblo, y como tal, cuenta con tradiciones y costumbres, una religión y un país.
Si su familia es procedente de Europa (principalmente de Alemania, Polonia, Ucrania y Rusia), probablemente seguirá las costumbres ashkenazíes. Tendrán la piel blanca, ojos claros, más inclinados a los asuntos científicos y/o culturales, menor apego familiar, su lengua típica era el Idish, comerán gefilte fish, borcht y leikaj negro.
Si son procedentes de la cuenca mediterránea (España, Portugal, Norte de África, Turquía y/o los Balcanes), sus costumbres serán las sefardíes. Tendrán la piel color aceituna, mayor apego religioso y familiar, fuerte tendencia a las actividades comerciales, les gusta mucho el dorado, su lengua típica era el ladino, comerán adafina, boyoz o sakshuka.
Si en cambio provienen de los países del Medio Oriente, principalmente de Yemen, Irak o Persia, sus ritos y tradiciones serán misrajíes. Son los judíos del mundo árabe por lo que en muchas ocasiones su lengua es el árabe, comerán sabich, malawach, jachnun, kube o sopas de frijoles.
Además, por si todo esto fuera poco, hay judíos negros como los mal llamados falashas, los yutairen oriundos de China o judíos de la India. Solo por mencionar algunos otros.
Pero los judíos adoptan la idiosincrasia del lugar donde viven, con sus defectos y virtudes, orgullosos de su doble condición de judíos y ciudadanos de la sociedad de la cual forman parte.
Por lo tanto, un judío que vive en Francia será francés, hablara francés, le gustara el vino y el queso, estará orgulloso de su país, su himno y su bandera; un judío que vive en Argentina será argentino, hablara castellano con la “ye”, le gustara el futbol y un buen asado, y pensara que Argentina es el mejor país del mundo; y un judío que vive en Israel será israelí, hablara hebreo, comerá humus, será prepotente y estará orgulloso de su pequeño gran país. Pero ojo, que al igual que no todos los franceses son judíos no todos los israelíes son judíos. Sin embargo, el único lugar del mundo donde los judíos son mayoría es en Israel, donde conforman el 80% de la población. Contrario a lo que suele pensarse en Estados Unidos solo representan el 2% del total.
Esto nos lleva a otra cuestión, sionistas vs no sionistas. Ser sionista, contrario a lo que suele pensarse, no es un pecado o insulto. Sionistas son todos aquellos que reconocen el derecho del pueblo judío a tener su propio estado. Como en el resto de la sociedad, hay judíos sionistas y judíos apasionadamente anti sionistas. Y como no podía ser de otra manera, dentro de los “Sionistas” tenemos distintas corrientes de opinión o líneas de pensamiento , tan solo basta con ver el espectro político de Israel donde convive una gran diversidad de partidos políticos. Laicos de derecha, centro y de izquierda, partidos religiosos judíos ortodoxos ashkenasi o sefaradí y conservador, así como, diferentes partidos políticos árabes laicos y religiosos que representan al 20% de la población árabe de Israel y que, aunque no se proclaman explícitamente como sionistas, participan de la sociedad y sistema político israelí. Resulta que, en términos generales, todo aquel que crea que los judíos tienen derecho a tener su propio estado son sionistas. Hoy en día uno de los grupos sionistas mas fervientes son los cristianos evangélicos.
Dentro de los “Anti sionistas”, hay judíos de todo tipo, desde religiosos ultra-ortodoxos hasta judíos seculares de izquierda, pasando por todo tipo de matices intermedios. Incluso algunos que viven en Israel.
Pero comencemos por los más evidentes, pequeños grupos religiosos ultra ortodoxos como los Naturei Karta (nombre que significa “guardianes de la ciudad”), no reconocen al Estado de Israel porque es fruto de la acción del hombre y no del Mesías. Por ello, apoyan abiertamente “la lucha palestina contra la ocupación israelí”, y mantienen relaciones con el régimen iraní que ha amenazado con destruir a Israel. Al menos hasta que llegue el Mesías y la creación del Estado este justificada.
El otro grupo que últimamente ha ganado notoriedad es el llamado Movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel, también conocido como BDS, que, busca mejorar la situación de los palestinos y paliar sus sufrimientos mediante la presión internacional sobre Israel, impidiendo a empresas y personalidades israelíes (artistas, académicos, etc.) de todos los campos desplieguen sus capacidades en el extranjero. Entendiendo por lo tanto que el problema palestino solo depende de Israel y que artistas, catedráticos y empresarios israelíes definen la política de Estado de su país. Para sorpresa de muchos, muchos judíos participan activamente o apoyan a este movimiento.
En materia religiosa hay que tener en cuenta que hay judíos que no creen en Dios, judíos que que subrayan la centralidad de Dios y otros, como muchos otros, que se creen Dios.
Dentro de los judíos religiosos, existen tres grandes corrientes religiosas en la actualidad: Ortodoxos, Conservadores y Reformistas. Aunque todas ellas están basadas en la halajá o ley judía especificada en el Talmud y codificada en el Shulján Aruj varía la forma en que se vinculan con ella.
El judaísmo Ortodoxo es terminante: el judaísmo se basa en la Torá (oral y escrita), Palabra Divina e inmutable, entregada por Dios en el Monte Sinaí a los Hijos de Israel. El cumplimiento de las mitzvot (los preceptos) es exhaustivo y obligatorio. No hay lugar para modificaciones; sí para interpretaciones de ciertas autoridades rabínicas aceptadas por el pueblo. La Halajá es el camino, el eje excluyente de la vida judía. Todo judío está obligado a observar todas las mitzvot, y no está en condiciones de decidir o elegir cuál mitzvá ha de observar y cuál no. En ninguna circunstancia comen comida que no guarde la kashrut. Comer alimentos kosher, permitidos, es una mitzva y por lo tanto una obligación. Sus seguidores, para tener la certeza que un lugar o un alimento es kosher, requieren de un certificado emitido por una supervisión rabínica de confianza lo que frecuentemente los transforma en caros y escasos.
En la sinagoga, el lugar donde se reúnen los judíos tanto para rezar como discutir los problemas comunitarios, varones y mujeres están totalmente separados, por cortinas, verjas, paredes o niveles.
La Tefilá (conjunto de plegarias y oraciones) ha de expresarse en hebreo, Lashón haKodesh (Lengua Sagrada). El uso del hebreo, incomprensible para los no judíos, los llamados goim, hizo pensar a muchos de ellos en el pasado que se trataba de algún ritual secreto de alabanza al Diablo.
En los servicios no se utilizan instrumentos (o grabaciones) musicales ni micrófonos (aun cuando éstos estén encendidos desde antes de comenzar el Shabat o la Festividad, por ejemplo), aunque sí puede recurrirse a un jazán (cantor litúrgico, varón) y a conjuntos corales (formados sólo por varones). Las mujeres no participan en la liturgia sinagogal; no cuentan para formar un minián, ni para dirigir un servicio, ni como testigos.
En el judaísmo ortodoxo encontramos los ortodoxos "modernos" y los ortodoxos “jaredíes” o judíos ultraortodoxos ("los que tiemblan", en el sentido de "los que tiemblan ante Dios", o los "que temen a Dios"). No se diferencian en nada desde el punto de vista teológico, pero sí en su modo de vida y orientaciones políticas.
Los jaredíes procuran vivir al margen de las sociedades laicas que los rodean, incluyendo las judías, debido a que intentan poner en práctica los preceptos bíblicos en un ámbito no-hostil.
La visión fundamental de los jaredíes es que el mundo que les rodea es una fuente permanente de perversión y para no sucumbir a ella es necesario vivir en grupo, en barrios separados y bajo la estricta dirección de los rabinos, con sus tiendas, sus escuelas, sus instituciones, sus periódicos, etc.
Aunque los ultraortodoxos tienen estrictamente prohibido ver la televisión, ir al cine o usar el ordenador, muchos de estos religiosos radicales tienen una computadora 'kosher' en su hogar. Se trata de un sistema que permitiría sólo el acceso a una serie de páginas de la Red aprobadas por un comité rabínico especial.
Algunos miembros de ciertos movimientos ortodoxos mantienen la indumentaria tradicional (a veces medieval) de sus antecesores. Son los judíos que todos conocemos vestidos con trajes negros y camisas blancas, sombreros negros de ala ancha, con barba y tirabuzones laterales llamados peyes o peyot. Las mujeres, conforme a estrictas normas de modestia, tienden a usar faldas largas, camisas de manga larga y escote cerrado. Después de contraer matrimonio, cubren sus cabezas con pañuelos, sombreros o pelucas.
Las sutiles diferencias en sus atuendos, sombreros de piel, medias blancas, etc, no significa que sigan a diferentes estilistas sino que forman parte de diferentes corrientes rabínicas.
Aunque son una minoría son los mas llamativos y los que se utilizan para representar un judío ya que si lo harían como un igual perdería gracia.
Los ortodoxos "modernos" por su parte, aunque también de práctica religiosa estricta, están integrados en las sociedades donde viven y no usan ninguna indumentaria particular, salvo el uso de la kipáh y de vestimenta "modesta" para las mujeres;
La kipáh es un sombrero circular, de tela o lana bien tejida, sin ala, que cubre solamente la coronilla de la cabeza, usado por los hombres judíos, no para protegerse del sol, sino por señal de respeto por Dios. ¡Ojo que el Papa y los cardenales llevan kipah pero ellos no son judíos! Ellos no lo llaman kipah sino solideo o zucchetto, que en italiano significa "pequeña calabaza".
De acuerdo con la ortodoxia, judío es aquel que es hijo de madre judía o aquella persona que se convierte formalmente al judaísmo bajo la supervisión halájica de un reconocido Bet Din (corte judía) presidida por tres dayanim (jueces). Esta norma matrilineal proviene de la antigüedad, en la que prevalecía el criterio de “Madre conocida y padre desconocido” debido a las agresiones que sufrieron durante siglos y que incluían la violación sistémica de las mujeres.
El judaísmo no es una religión proselitista, sin embargo, acepta las conversiones. No se trata de evaluar los conocimientos teóricos, de abandonar un credo para adoptar otro, sino más bien, de adoptar una nueva identidad, de renacer como judío. Por eso el proceso no es fácil, porque hay que llegar a sentir y pensar como judío.
Sin embargo, aunque la conversión no es algo que se limite al aspecto religioso, es un proceso que sólo es coordinado por autoridades religiosas y una vez recibido el estatus de “judío por conversión”, la persona queda sujeta a una normativa más estricta que quien es judío por nacimiento.
La Ortodoxia (aún a pesar de su evidente y vital heterogeneidad intrínseca) sostiene que su forma de considerar y vivir el judaísmo es la única verdadera. No reconoce, pues, bodas ni conversiones practicadas por los otras corrientes o movimientos no-ortodoxos.
La Ortodoxia no condena la atracción por personas del mismo sexo, sino todo tipo de práctica sexual y de unión de pareja que quede por fuera del marco del matrimonio heterosexual. La Torá no prohíbe querer viajar en Shabat - la Torá prohíbe viajar en Shabat.
Para el judaísmo Conservador, que se encuentra en medio entre el Reformismo y la Ortodoxia, la Torá fue escrita por hombres bajo inspiración divina, y constituye la base fundamental del judaísmo; Se pueden hacer modificaciones a la halaja, especialmente en lo que a ritual se refiere, pero las mitzvot éticas, especialmente Kashrut, Tefilá, Shabat y Festividades, se mantienen inalterables y con plena vigencia en todos los tiempos. Pero las decisiones finales no son fruto de “la conciencia individual” (como propone el Reformismo) sino del consenso de los rabinos y las instituciones centrales especializadas en Ley Judía. Para ellos la halajá es una entidad viva que se adapta, cambia y evoluciona respondiendo a los diferentes desafíos históricos, geográficos e incluso políticos.
Para el judaísmo Reformista, también llamado "progresista" o "liberal", la Torá no reviste carácter divino; la Ley fue desarrollada por el hombre, primariamente a través de los usos y costumbres, y luego sobrevino su establecimiento por escrito; es a posteriori que la Torá se torna sagrada. Este concepto otorga la libertad de introducir cambios en la Halajá y en la práctica. Acepta una total autonomía individual; de hecho cada quien decide cuáles mitzvot observará y cuáles no, por lo que cada quien puede diseñar su propio judaísmo como un traje a medida. Consideran las enseñanzas de los profetas bíblicos como la parte central del judaísmo, por lo que Tikun Olam, el mejorar el mundo, es central en su actividad comunitaria.
Al igual que los judíos Conservadores viven integrados a las sociedades donde viven y no visten de ninguna forma en particular. Solo algunos de ellos usan kipah.
En casi todas las comunidades Conservadoras y Reformistas mujeres y varones comparten el ámbito sinagogal; en muchas congregaciones se ha impuesto el concepto de Sinagoga o Congregación Igualitaria, en las que varones y mujeres comparten por igual derechos y obligaciones rituales. Hay rabaniot y jazaniot, aunque cada congregación se guarda el derecho de aceptar la igualdad o mantenerse en la diferenciación tradicional.
Los servicios integran, en ciertas congregaciones (no en otras), música instrumental y coros mixtos; la Tefilá se expresa tanto en el idioma del país donde viven como en hebreo, en fonética o subtitulado, de manera que judíos que no hablan hebreo y goims que asisten por extravío o curiosidad, verifican que no se trata de alabanzas al Diablo sino a Dios.
Tanto las corrientes Conservadoras y Reformistas, afirman que es judío aquel que tiene un padre judío, independientemente si es el padre o la madre, siempre y cuando los hijos reciban una educación de alguna forma judía. Entienden que los tiempos cambiaron y que las agresiones y violaciones sistémicas a las mujeres son cosas del pasado.
Es por esto que el movimiento conservador acepta la homosexualidad, pero, salvo excepciones, no celebran matrimonios entre personas del mismo sexo.
El movimiento Reformista, por su parte, no solo acepta la homosexualidad, sino que unen personas del mismo sexo en matrimonio, bajo la jupá, entregando una ketuvá, como Dios manda.
Comen alimentos permitidos, aunque no requieren un certificado emitido por una supervisión rabínica de confianza y en algunos casos comen alimentos no permitidos como el cerdo porque ya no son fuente de triquinosis y de otras enfermedades. Como muchos otros en la sociedad también los hay vegetarianos, macrobióticos y veganos.
Su postura plural atrajo nuevos miembros, convirtiéndolo en el movimiento judío más grande en los Estados Unidos.
Los judíos laicos y humanistas ven al hombre como centro del mundo y de la vida judía, a diferencia de las otras corrientes que subrayan la centralidad de Dios. Esta corriente destaca los valores humanistas universales, que se basan históricamente en las fuentes judías. Los distintos libros del judaísmo son remarcados como fuentes de inspiración para los conceptos de libertad, justicia, justicia social, solidaridad, respeto y ayuda al prójimo, tolerancia y demás.
El humanismo judío afirma que es judío "quien se siente judío" sin importar si tiene ascendencia judía o si hace una conversión religiosa.
Vinculados habitualmente con ideologías de izquierda muchos de ellos se hicieron tan universales que es imposible distinguirlos de los demás. Para atraer a estos judíos no creyentes en Dios al pueblo judío se crearon, en contraposición a las Sinagogas tradicionales, Sinagogas Laicas. Estas nuevas sinagogas, no son casa de Dios sino casas de la comunidad, las reuniones no necesariamente son conducidas o presididas por rabinos y el tradicional Sidur (libro de oraciones) fue reemplazado por un libro, que incluye textos de variados sobre Heroísmo, Belleza, Arte, Filosofía, así como, también canciones (algunas con palabras modificadas y más adecuadas al caso). Promueven una completa igualdad en cuestión de género y de preferencia sexual pero obviamente no realizan ningún tipo de uniones religiosas. Comen de todo e incluso algunos desconocen lo que es la Kashrut.
Por último, añadiré, que uno puede ser judío y albergar sentimientos negativos respecto de los propios judíos. El fenómeno del auto odio judío es de larga data y ejemplos no faltan. No sé si por rechazo a sus padres, por agradar a los demás o por llamar la atención. En cualquier caso, ya sabe, si escucha hablar a alguien mal de los judíos, incluso, puede tratarse de un judío.
Las combinaciones son tan numerosas que abruman. ¡Hasta usted podría ser judío y no saberlo!